La verdad cada día que pasé por el metro Tacuba me generaste una compasión enorme.
Cada que te veía esperando me generabas tantas preguntas ¿sólo nos vimos una vez dentro del metro y con eso te enamoraste?
La verdad te vi como a otras tantas mujeres. Mi mirada te recorrió de arriba hacía abajo y al revés, no tenías nada de extraordinario, nada atractivo en tu rostro, nada fuera de lo común.
Recuerdo que nos vimos fijamente durante dos estaciones de la Línea 2, bajaste la mirada dos veces y lo tomé como una victoria.
Alguna vez leí en una de esas revistas que tiene datos inútiles que, un minuto y medio era suficiente para enamorarse de alguien, claro, si lo mirabas a los ojos durante ese tiempo, pero tu bajabas la vista antes del minuto.
Te seguí el juego y te mantenía la mirada aunque los romances en el transporte público me parecen tan idiotas y tan estúpidos como los tipos que tocan el claxon para llamar la atención de una mujer.
Cuando iba a bajar de metro me pediste la hora, ¡fuiste tan obvia!, ¿ tenías un celular en la mano y me pedías la hora? —las 2:30— Me devolviste un gracias unido con una sonrisa.
Bajé en Tacuba y vi como te perdías en el túnel, te miraba como se mira a quien no volverás a ver. Paradojas humanas.
¿Has notado que los mujeriegos no tienen escrúpulos? y ¿ te has dado cuenta de lo descarados que son? bueno, somos.
Pues ese fue mi descaro. Mirarte como si me interesaras. ¿Cómo iba a adivinar que se te ocurriría hacer un cartel que decía que me esperarías todos los martes a la misma hora en la que nos vimos dentro de la estación Tacuba? Para ser más precisos… Tu cartel decía algo así como…
“Hola, estoy buscándote, nos vimos de la estación Polanco a Tacuba, soy la chica que te pidió la hora antes de que te bajaras… Me gustaste mucho, algo me dice que tenemos que estar juntos, tenías lentes y una playera de The Police, en verdad me gustaste y quiero volverte a ver, te voy a esperar todos los martes a las 2:30 en la estación Tacuba todos los martes debajo del reloj :)”
¡Tuviste la creatividad de poner una carita feliz al final del mensaje! tu cartel hecho en una cartulina y llena de corazones se viralizó por internet, Facebook y Twitter fueron los protagonistas para anunciar tu mensaje.
Tu triste y doloroso caso salió en los programas matutinos de televisión, es más, lograste que te hicieran un reportaje, hasta pedían ayuda para encontrarme. ¡Si saben del chico con lentes y playera de unos rockeros díganselo a Magdalena! ¿Ves? Hasta en eso eres común, Magdalena.
Dejé de usar lentes y la playera de The Police. ¿Qué te hacía pensar que tu historia magnífica de amor se daría? ¿supusiste que era amor a primera vista? Es algo absurdo. La gente como tú debería de dejar de pensar que el amor es como en las películas.
Cambié la ruta para llegar a mi casa, aunque me tardaba más en llegar, pero no me iba a arriesgar a encontrarte. Todos los martes te daba la vuelta. Pero la duda me mata cada semana —¿estará ahí? ¿parada con su cartel lleno de corazones mal cortados?—
Siento mucho que hayas sido un malentendido pero así como te vi aquel día en el metro veo a la cajera del banco, a la secretaria del jefe, a mi compañera en la maestría, y hasta a la hija de la casera… El ego de una mujer se llena sólo con saberse admirada y ante eso puede quedar enamorada.
Hoy pasé por Tacuba a las 2:30 y ya no estabas, te fuiste, dejaste de esperarme, por una parte que bueno porque la consciencia me estaba matando y la culpa era su cómplice, pero por el otro, y como pasa casi siempre ,comencé a extrañarte. ¿Te has preguntado por qué extrañamos algo que nunca tuvimos?, ¿Por qué deseamos lo que ya no podemos tener?
Te estoy extrañando y no porque quiera que me sigas esperando, nada de eso, sino porque has sido la mujer que más me ha esperado y no quería creer en las coincidencias o casualidades porque algún día escuche que las casualidades son sólo eso… Casualidades. Seguro se te fue el “Amor”.
Hoy, tu caso comprueba tres cosas, la primera es que el amor a primera vista puede que exista, la segunda cosa es que, ese tipo de amor espontáneo al igual que cualquier otro, siempre termina por acabarse y la última cosa que comprueba es que los programas matutinos siempre buscan historias increíbles que sólo son creíbles si salen en la tele, porque si alguien te lo cuenta seguro no lo creerías.
Historia basada en:
La música para acompañar la historia.
Gracias por seguirme, leer y compartir.
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