Como siempre, tarde. Aquí les dejó la reseña que realice para la Revista Zócalo del mes de septiembre. Por tercera vez me han publicado mi reseña. Esta vez es de un tema que me causa temor, un miedo natural dado que el periodismo actualmente parece un trabajo de alto riesgo en México. Sin más aquí se las dejo.
En palabras de Martín Caparrós “el periodista debe ser incómodo para el poder”. Pero, ¿cómo ser incómodo en un sistema que persigue, amenaza y mata periodistas? Noé Zavaleta resuelve esta pregunta con su libro El infierno de Javier Duarte, crónicas de un gobierno fatídico. Como una especie de Virgilio en La Divina Comedia, el escritor nos guía por el infierno llamado Veracruz.
Las 21 crónicas reunidas en el libro demuestran que “la muerte escogió a Veracruz para vivir”. Al transitar por el infierno que describe Zavaleta, queda claro que los responsables de este averno son más de uno. Funcionarios corruptos, policías secuestradores, militares asesinos, marinos inoperantes, el crimen organizado, un gobernador incapaz, “son tantos que hasta cuesta recordar quiénes son”, sentencia Marcela Turati en el prólogo.
El texto, editado por Proceso, es un documento de denuncia, una carpeta de pruebas y la voz de los que no la tienen. Las historias que cuenta Noé Zavaleta son sustentadas con datos duros, testimonios, fechas y declaraciones. Es así como su texto cumple con el rigor periodistico.
Las historias contadas por el corresponsal de Proceso en Veracruz son crudas, muy cercanas a la gente, ciudadanos a los que “la muerte los cercó”, personas que se quedaron en medio del fuego provocado por “las chivas”, “los de la última letra” y un gobierno omiso.
Si bien el lector merece sacar sus propias conclusiones, El infierno de Javier Duarte es el resultado de gobiernos corruptos, tanto federales como locales, tanto actuales como anteriores, factores que sumen en una crisis a la sociedad.
Uno de los capítulos más entrañables es el de Rubén Espinoza,el fotoperiodista vigilado, amenazado y ultimado en 2015 en un departamento de la colonia Narvarte de la Ciudad de México. Los párrafos para contar la muerte de su colega y amigo son dolorosos. El autor muestra en todo el libro sus virtudes para narrar y describir; sin embargo, en este capítulo brillan con mayor intensidad estas características, pues nos lleva a sentir el doloroso vacío que dejó el periodista gráfico en el gremio.
Noé Zavaleta no sólo cumple con ser un periodista incómodo, como lo dice Caparrós, sino que con la forma de contar las historias, crear atmósferas y utilizar artificios literarios, el autor otorga un cúmulo de historias significativas para el momento histórico y social. Sin duda es un libro para conocer un lugar en el que, como en el cuento de Edmundo Valadés;“la muerte tiene permiso”.
Lo que no se me pasó sino más bien ya no cupo
Es claro que el autor busca abordar un tema que muchos (periodistas y medios) dejan pasar. El libro le valió amenazas y pudo costarle la vida. ¿En qué carajo país escribir un libro, una nota o denunciar te cuesta la vida?
Sin duda, México vive un momento difícil, en donde la liga se sigue estirando de un sólo lado. Donde un presidente perdió autoridad, control y, ciertamente, se encuentra solo, completamente solo. Parece que el país no tiene un futuro prometedor, no mientras no nos sintamos parte del problema. En fin, como siempre digo, lo que yo opine es lo que menos importa.
Aquí tiro una liga para entender el mercado del tráfico de armas a nivel mundial, que también nos afecta. Si somos meticulosos, y sé que lo son, encontrarán porqué se ataca sólo a los clientes malos (países de medio oriente) y a los buenos no se les molesta (los demás).
Y el video, extrañamente desde hace 4 años no hacen ningún documental.
Gracias por seguirme, leer y compartir.
Otros cuentos
Otras Reseñas
Otras Fotohistorias
Pingback: Al infierno, entras y sales cuando quieres – laplumatienepermiso