Estaba parado delante de la línea amarilla en el andén de Tacubaya, una señora golpeó mi codo, mi codo cumplió las leyes de la física y mi celular cayó a las vías del metro.
La desgracia no pudo ser peor, un celular seminuevo con información importante y fotos inapropiadas, pero utiles para mi, se encontraba acostado en los durmientes de madera.
Para toda mi generación era una tragedia, fue como ver mi mano derecha tirada y a punto de ser aplastada.
cuentos
El hombre que escribe el relleno
Hace no mucho, en mi trabajo como periodista me tocó cubrir la noticia sobre los altos índices de contaminación en Ciudad de México.
Por aquellos tiempos trabajaba en Radio Educación, una radiodifusora pequeña. La estación vivía o agonizaba, dependiendo del punto de vista, con el presupuesto que le otorgaba el gobierno federal. Sigue leyendo
Los medios acabaron con el rumor
El lunes me subí a una Combi con la intención de lanzar un rumor, algo que acostumbro hacer para medir el pulso de la sociedad.
A veces me gusta decir que el metro dejará de pasar a las tres de la tarde y remato con: “lo dijeron en las noticias”, eso siempre le da un toque de credibilidad. Sigue leyendo
Al infierno, entras y sales cuando quieres
Cada viaje cambia nuestra manera de entender a otros y a sus lugares. Todas las personas tenemos el mismo camino aunque, por fortuna cada quien lo vive de manera distinta.
Hace un mes tuve un viaje de esos largos, austeros, cansados, dilatados por el sol y el rodar de las llantas de la bestia.
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Dejar de evitarte este 14 de febrero
Hace 8 días y 3 años me sumergí en el metro. Pasé por las 12 líneas y los cientos de vagones, dormí en el suelo, a veces en los asientos y otras tantas en las escaleras.
Durante este tiempo estuve entre conocidos y vendedores, había otros como yo pero nunca llegué a conocerlos y entre tanta gente decidí perderme en tus recuerdos, fue por voluntad propia.
Escribía en los letreros del metro y discutía con la bocina que anuncia la siguiente estación, siempre la siguiente. Sigue leyendo
Es por salud mental
Sonidos monofónicos
¿viste lo que le pasó? –dijo la Lámpara–
Yo no vi nada –respondió la Televisión–
El Diccionario intervino. – Nunca sabes nada Televisión. Lo que yo vi es que se levantó, tomó unos centavos y salió de la casa. Entre dientes dijo el nombre de un periódico local, todos sabemos que nunca ha leído, es más, yo llevo quince años de conocerlo y ni siquiera lee la fecha de caducidad de la leche. Algo pasó ayer en la noche. Yo escuche sonar su celular, hablaba con un hombre y luego le comunicó a una mujer. Le dijo su nombre, por el segundo. Rigoberto. ¿se llama Rigoberto?
Que piense diario en ti no significa buscarte
PARTE I (CREANDO EL SPAM)
De pronto supe que era buena idea. Compré tres ramos de cien rosas en la Central de Abastos, uno rojo, otro blanco y uno rosa. No sé cómo carajos llevé tantas rosas en un compacto de dos puertas. Le llamé a mi amigo, el de la imprenta, le pedí una lona de emergencia. Fue tan barata que ni siquiera discutí el diseño. En la Alianza compré dos copas y un Mumm Brut. Las rosas acomodadas en forma de luna menguante y en medio, la botella y las copas chocaban en armonía. Todo estaba listo. Sigue leyendo
Lo felices que hubiéramos sido
Isabel siempre se portó bien conmigo. Eramos dos niños de primaria. Nos gustábamos, yo diría que más que eso.
Sus ojos y su cara parecidas a las de una ardilla eran encantadoras. Sus manos gorditas con hoyitos en los nudillos me gustaban. Sigue leyendo