Estaba parado delante de la línea amarilla en el andén de Tacubaya, una señora golpeó mi codo, mi codo cumplió las leyes de la física y mi celular cayó a las vías del metro.
La desgracia no pudo ser peor, un celular seminuevo con información importante y fotos inapropiadas, pero utiles para mi, se encontraba acostado en los durmientes de madera.
Para toda mi generación era una tragedia, fue como ver mi mano derecha tirada y a punto de ser aplastada.
Cuento
El hombre que escribe el relleno
Hace no mucho, en mi trabajo como periodista me tocó cubrir la noticia sobre los altos índices de contaminación en Ciudad de México.
Por aquellos tiempos trabajaba en Radio Educación, una radiodifusora pequeña. La estación vivía o agonizaba, dependiendo del punto de vista, con el presupuesto que le otorgaba el gobierno federal. Sigue leyendo
Al infierno, entras y sales cuando quieres
Cada viaje cambia nuestra manera de entender a otros y a sus lugares. Todas las personas tenemos el mismo camino aunque, por fortuna cada quien lo vive de manera distinta.
Hace un mes tuve un viaje de esos largos, austeros, cansados, dilatados por el sol y el rodar de las llantas de la bestia.
Sigue leyendo